Parque Nacional Nahuel Huapi.
Parque Nacional Nahuel Huapi. Parque Nacional Nahuel Huapi. © Ezequiel Garcia

Argentina

Fortín Chacabuco: Cómo el pastoreo sostenible puede salvar los paisajes naturales de la Patagonia

Enfrentar la deforestación en uno de los últimos entornos prístinos de la tierra

La Patagonia es una ecorregión escasamente poblada en el extremo sur de América. Se extiende por Chile y Argentina en aproximadamente 77 millones de hectáreas. Es bien conocida por su importancia natural, cultural y económica para esos países, para la región y para el mundo. 

Las importantes transformaciones geológicas que ocurrieron hace millones de años dieron a la Patagonia su sorprendente paisaje, sus lagos y sus ríos. La región alberga una increíble variedad de fauna silvestre y de plantas y es hábitat de una increíble diversidad de especies de aves, como el cóndor andino y el águila del páramo. 

Casi dos terceras partes de la Patagonia están en Argentina, donde están rodeadas por las montañas de los Andes por un lado y por el océano Atlántico por el otro. Mesetas, desiertos y estepas componen el paisaje, conjugándose en un apabullante escenario montañoso con grandes extensiones de pastizales templados. 

TNC considera a la Patagonia uno de los lugares icónicos de América Latina. Dada su topografía única, ofrece la oportunidad de aportar resultados significativos y de alto impacto para la biodiversidad, el clima y el desarrollo sustentable.  La Patagonia sigue siendo uno de los últimos entornos prístinos de la tierra; sin embargo, enfrenta un serio problema: la desertificación. 

Hoy en día, el setenta por ciento de las estepas de la Patagonia sufren de diferentes grados de desertificación, lo que erosiona y degrada los suelos, haciéndolos incapaces de sostener la vida. Los más de cien años de pastoreo intensivo de ovejas han cobrado una enorme cuota. Debemos encontrar un equilibrio entre salvaguardar los medios de vida y proteger los pastizales vitales para la salud de nuestro planeta. 

Fortin Chabuco
Fortin Chabuco Argentina © Ezequiel Garcia
Fortin Chabuco
Fortin Chabuco Argentina © TNC

Fortín Chacabuco – Los sitios que protegemos

TNC entiende que debemos compartir la responsabilidad de trabajar a un ritmo y una escala que hagan una diferencia y que permitan a las generaciones futuras heredar un planeta próspero y saludable. Un ejemplo del trabajo que relizamos es un rancho de 5,500 hectáreas llamado Fortín Chacabuco en Patagonia, donde TNC junto con sus socios locales promueve el pastoreo sostenible y ha logrado objetivos clave de conservación. Allí se ha desarrollado investigación aplicada para proteger a los ecosistemas y su biodiversidad, como el caso del tuco-tuco, un roedor neotropical cuyo nombre popular viene del sonido como de “tuc tuc” que hace cuando excava sus madrigueras. 

En 2016, Fortín Chacabuco fue parcialmente donado a TNC para convertirse en un rancho de conservación abierta dedicado al desarrollo, implementación y diseminación de experiencias de pastoreo sostenibles basadas en ciencia. 

Nos comprometimos a restaurar y mantener la salud de los suelos y fuentes de agua de los pastizales patagónicos. Usamos la ciencia para encontrar formas de hacer que el pastoreo de ovejas sea sostenible y mantener los ríos sanos y abundantes. Para lograrlo nos juntamos con actores clave: rancheros, productores, comunidades locales, investigadores y gobierno. 

Los lazos con investigadores, científicos y establecimientos académicos y educativos se han convertido en alianzas formales consolidadas. Al mismo tiempo, el rancho se ha convertido en un laboratorio abierto para la investigación aplicada en múltiples temas relacionados con la ganadería regenerativa y con el pastoreo sostenible en Patagonia norte. 

Fortin Chabuco
Fortin Chabuco Argentina © Ezequiel Garcia
Fortin Chabuco
Fortin Chabuco Argentina © Ezequiel Garcia

Fortín Chacabuco es un activo con el potencial de servir como eje de convergencia para otros esfuerzos similares que combinen ganadería y conservación por toda la Patagonia y otras geografías.

El Fortín es hogar de decenas de proyectos científicos, con unos cuarenta científicos visitando regularmente el proyecto y trabajando en temas como los niveles de agua dulce de la meseta, la condición de los suelos, el control de incendios, las especies exóticas, la salud de los pastos, los hábitos del tuco tuco y mucho más. Hemos creado un estándar de pastoreo sostenible para los ganaderos locales y nos hemos convertido en un punto de encuentro para productores que busquen proteger sus tierras a través de la ciencia y la conservación privada. 

Nuestro trabajo en Fortín Chacubuco tiene un valor de conservación intrínseco. Además de realizar una conservación efectiva de recursos naturales y culturales clave en la propiedad —pastizales patagónicos, sistemas hídricos y especies en peligro—, continuaremos implementando prácticas de pastoreo regenerativo basadas en ciencia. También fortaleceremos nuestro trabajo con las comunidades y promoveremos los restos arqueológicos recién descubiertos para atraer a nuevas audiencias a conocer nuestro trabajo. 

Trabajando con gobiernos, ganaderos y agricultores y con los mercados globales para desarrollar y demostrar nuevas soluciones a la desertificación que avanza con tanta rapidez en la Patagonia, lograremos resultados tangibles de conservación que serán un paso hacia la conservación sistémica y de gran escala en toda la región. 

Los esfuerzos de TNC Argentina por construir alianzas tienen un impacto global a la hora de enfrentar el cambio climático, uno de los retos más complejos de la humanidad. Nuestro trabajo puede ayudar a los países a mejorar sus compromisos climáticos y sus metas de biodiversidad y de desarrollo sustentable. Nuestro programa extiende los beneficios climáticos a través de tres pilares básicos de nuestro trabajo: agua, naturaleza y agricultura y conservación de la naturaleza. Crea y mantiene vastos sumideros de carbono y está inscrito en las prácticas regenerativas que fortalecen los servicios esenciales que aporta la naturaleza. Lo que hacemos en Argentina contribuye constantemente a la mitigación y adaptación al cambio climático.